¿Estoy reaccionando desde mi pasado o respondiendo desde mi posibilidad?
Pega fuerte, ¿verdad? Porque nadie quiere soltar lo conocido, aunque ese “conocido” sea un desastre.
El ser humano se aferra al dolor más que a la oportunidad porque, al menos, el dolor ya lo conoce.
La oportunidad, en cambio, es incierta.
Y el miedo a lo incierto es lo que nos atrapa, nos paraliza y nos hace tomar las mismas decisiones una y otra vez. Ese miedo se disfraza de comodidad, de seguridad falsa, que nos impide ver el verdadero panorama.
El miedo es el mejor amigo de la mediocridad.
Nos dice: “No lo intentes, es más fácil quedarte donde estás”.
Pero cuando te das cuenta de que ese miedo solo es una sombra, una ilusión que inventamos para evitar el esfuerzo de evolucionar.
Nadie tiene que negar su pasado para ser alguien nuevo. Pero sí tenés que soltarlo.
Porque seguir aferrándote a lo que ya pasó te mantiene atado a un lugar que ya no existe. Y, cuando te quedás en ese pasado, te estancás.
Estás atrapado en un loop, creyendo que el futuro será solo más de lo mismo. Cada vez que decís “no puedo”, no solo estás limitando tus acciones; estás eligiendo lo cómodo, lo familiar, y no lo que realmente podrías ser.
El cambio no llega porque sí. Llega porque decidimos tomarlo. Y tomarlo implica dejar atrás todas las excusas, todas las justificaciones.
Cada vez que pensás “esto es todo lo que puedo ser”, estás cerrando la puerta a nuevas posibilidades. Cada vez que te callás por miedo a lo que puedan pensar o a lo que podría pasar, estás eligiendo quedarte pequeño. Estás eligiendo la victimización.
Pero cuando tomás la decisión de dejar el miedo atrás, algo empieza a cambiar.
Ya no estás respondiendo a lo que “era”, sino a lo que puede ser.
Hoy, hacé una cosa. Solo una. Elige un cambio pequeño que te acerque a lo que podrías llegar a ser. No se trata de dar un gran salto, sino de dar el primer paso.
Y ese primer paso, aunque sea pequeño, te pone en el camino hacia donde tenes que llegar.
Ojo: No se trata de negar lo que pasó. Se trata de no seguir viviendo desde ahí.
La historia puede doler, sí. Pero ya no tenés que vivir desde ella.
Lo que estás haciendo es soltar el miedo y comenzar a actuar a pesar de él.
Cada pequeña acción te aleja más de tu pasado de indecisión y te acerca a un futuro donde tomás las riendas de tus decisiones.
Recuerda, no se trata de hacer todo perfecto.
Se trata de moverte, de romper el ciclo del miedo.
Lo que elegís hoy, te llevará al futuro que estás creando.
Nos vemos mañana.
ML,
J.